A pesar de tener que esperar una hora por el autobús y retrasar una hora la salida desde La Bañeza, realizamos el viaje sin ninguna complicación junto con los pendoneros de Posadilla de la Vega y Valderrey.

A nuestra llegada a Madrid, montamos el pendón y nos dirigimos hacia la catedral de la Almudena, donde comenzó el recorrido. A nuestra llegada pudimos observar la gran comitiva que se acercó a Madrid para esperar a las verdaderas protagonistas: las ovejas. En todo momento, estuvimos acompañados por los “paisanos” del pueblo que viven en Madrid o en las cercanías, y que estuvieron ayudando y mejorando la fiesta, si cabe.

Una vez más, las chicas volvimos a coger el relevo a los pendoneros habituales y nos animamos a coger un pendón, que por supuesto no era el nuestro. El momento más importante de la jornada fue, sin duda ninguna, cuando se acercó a saludarnos el presidente de la Diputación de León, al que se le regaló una camiseta “pendonera”.

A la hora de comer, elegimos el parque donde nos dejó el autobús y degustamos los productos caseros que con ayuda de una nevera llevamos a Madrid: tortillas, empanadas, chorizo, queso,… ¿qué más se puede pedir?

Pero siempre tiene que haber una parte mala, y en esta ocasión fue que desde la catedral de Almudena hasta la Puerta del Sol las luces navideñas relegaron a los pendones más grandes a ir recogidos.

Espero ansiosa la siguiente salida de los pendones.