CAMBIO
    El cambio es permanente y constante en la materia, en la 
energía, y por ende en la vida. Lo hay más rápido y más lento; lo hay en un 
mínimo espacio y de alcance galáctico. También es diferente la percepción del 
mismo cambio, en la infancia el tiempo parece lento y en la edad adulta rápido.
    A nivel humano hay cambios personales, locales, nacionales y 
mundiales.
 
    En el periodo de mi vida creo que ha habido más cambios, de 
toda índole, que en la vida de cualquier persona de generaciones pasadas; pero 
seguro que menos que en el periodo de vida de iguales años de una persona del 
futuro.
    A los seis años noté el cambio en el rito de la misa, al 
pasar del latín a la lengua vernácula, y el oficiante de estar de espaldas a 
estar de cara a los fieles.
    La concentración parcelaria realizada cuando tenía ocho años 
supuso un paso importante para el ahorro de trabajo en los agricultores de mi 
pueblo.
    Un cambio personal importante fue a los once años pasar del 
hogar familiar a vivir y estudiar en un internado, con la, para mi innumerable, 
compañía de trescientos chicos.
    El adelanto de una hora en el horario de primavera-verano a 
mis catorce años, me dio por pensar, y con acierto, que cuando llegase el 
otoño-invierno se retrasaría.
    Intuí también en el cambio político habido, durante mi 
juventud, en España, que habría un partido del gobierno, pero solo duró cinco 
años.
    Cambio más psicológico que real fue el pasar de milenio 
cronológico, que sin embargo celebré volteando las campanas de mi pueblo.
    Más material fue el cambio de moneda en buena parte de Europa
    Mis cambios de ubicación no han sido muchos, pero si 
importantes, y realizados, más bien, en mi juventud. Duro 
aprendizaje, aparentes fracasos, penosa búsqueda de empleo, para concluir en el 
arraigo en la misma tierra que me vio nacer.
   
Hay en la vida cambios de mentalidad y sobre todo cambios de humor; de joven 
consideraba a estos últimos como el movimiento de un péndulo, y que debía 
estabilizarlo, hoy considero que no es necesario, habrá fases de más amplitud de 
oscilación y otras de menos, pero gestionar esas emociones es lo ideal.
    Menciono la frase final del “Buscón” obra de Quevedo: No 
cambia para bien quien cambia de lugar, si no quien cambia de modo de vida y de 
costumbres. Enmendar errores es cambiar, y considero acertado enmendarlos hasta 
el ultimo día de mi vida. Y hablando de viajar, puedo decir que he viajado poco; 
prefiero a la par que visitar a amigos y a familiares, conocer lugares y 
paisajes. Todavía no he viajado en avión, y no por miedo, si no por 
circunstancias. Tengo poca huella de carbono, y claro que el CAMBIO CLIMÁTICO 
actual se debe mayoritariamente a la acción contaminante de los humanos. Son 
necesarios “cambios” en el comportamiento personal y social, para no vernos con 
graves problemas de intoxicaciones. A corto plazo, para algunos, contaminar es 
rentable, pero a largo plazo es una ruina para todos. Estos avarientos están 
matando la gallina de los huevos de oro; sin embargo, el auténtico tesoro 
consiste en el esfuerzo responsable sostenible, comunitario y en el reparto 
equitativo y solidario.
Lo estático no existe, los pudientes lo anhelan para su egoísmo.
    El cambio al que aspiro es a una sociedad donde primen la 
tolerancia, el compartir y el ponerse en el lugar de los demás.
 
Honorino Joaquín Martínez Bernardo